Escribí una porquería. Y eso es un avance.
Me siento en la compu y abro el documento. No es un documento en blanco. A esta historia ya la estoy trabajando hace algún tiempo.
Es más, ni siquiera es el primer borrador, aunque tal vez sí, porque la vez anterior no la terminé. Directamente, volví a crear una escaleta y arranqué de cero.
Leo el resumen de la escena que se supone que tengo que escribir y arranco. No estoy ni un párrafo dentro que ya lo odio.
¡¿Cuál es el problema con este documento?!
¿O será conmigo?
Ese primer borrador…
¿Será tan difícil lograr escribir una historia que de entrada ya tenga buen ritmo, estructura… Y QUE SE ENTIENDA CADA FRASECITA?
Sí, difícil es.
Pasa que ese primer borrador no está para ser bonito y perfecto.
El primer borrador existe para ser caótico. Para tener un inventario de todo lo que tu increíble cabeza se inventó cuando te trajo esa historia que estás escribiendo.
“Ay, pero, Lía… El cuento que escribió x escritor está…”
Te freno en este mismo instante, porque si terminás esa frase me vas a hacer sacar la chancla y no la saco ni con mis hijas pre y adolescente.
Si no estuviste al lado de ese sujeto mientras escribía determinado cuento o novela, hacemos silencio.
No conozco escritores que de verdad muestren el proceso de escritura —y yo tengo pensado hacerlo justamente por eso—, así que no tenemos cómo saber la cantidad de crisis que tuvo por una simple coma.
Los textos se reescriben
Sí. Todos. Y por lo general, más de una vez.
Yo creo que este “error” viene por varios motivos. El primero, la costumbre de no rodearnos con otros que hacen lo mismo. Grave error. Encontrá una comunidad de escritores donde te sientas a gusto y vas a ver que a todos nos pasa, en mayor o menor medida, lo mismo.
Mirá, acá te dejo la comunidad de Locuras Literarias y sí, esto es medio autobombo, porque soy una de las admins, pero, por Jebús, cómo quiero a esta gente.
El segundo viene por eso de lo que te hablaba antes, el querer compararnos con no solo con otros, sino con los trabajos terminados de otros. Ponés tu trabajo en proceso que recién estás bajando junto a la nueva novela de la que todos hablan en Instagram (y si hacés clic ahí, te vas a seguirme a mi nuevo perfil. Tiene menos de 50 seguidores, así que se agradece el apoyo).
Por último…
Nos cuesta hacer la conexión entre lo que sabemos y lo que sentimos
Y esto lo digo porque este artículo nace de mi propia experiencia.
Tal vez ya sabés todo esto que te estoy diciendo, pero igual no evitamos sentir esa bronca cuando releemos lo que estamos escribiendo y vemos que, en definitiva, es una porquería.
Por eso, ante todo, mi último abrazo para este artículo, es decirte que no te castigues ni te sientas mal por sentir nada de lo que sientas durante el proceso de escritura.
Aceptalo, vivilo, si hace falta, dejá descansar la historia —algunas necesitan macerarse— y seguí para adelante.
Lo importante es que termines de contar tu historia.
Ahora, si te gustaría compartir, dejame en los comentarios alguna situación con una de tus historias. Y sí, si ya la tenés publicada en algún lado, tenés permitido promocionarla ;D.